sábado, 7 de febrero de 2015

Comentario sobre "La imagen del aula"

“La imagen del aula” es el nombre del proyecto audiovisual de realización de cortometrajes por parte del alumnado de 2º de PCPI del IES San Vicente, en la asignatura Ámbito Social. La idea surgió al enfrentarnos al periodo prevacacional de diciembre y la desmotivación que produce a los alumnos tener la evaluación terminada y las notas puestas. En ese periodo el trabajo se hace más difícil y es preferible cambiar el ritmo y la estructura del trabajo. Lo mismo sucede a la vuelta de vacaciones, en enero. Por esto, propuse a mis alumnos realizar dos actividades: el primero, un trabajo de investigación, redacción y exposición sobre algún tema relacionado con el reparto desigual de la riqueza en el mundo; el segundo, un video corto en el que se representara alguna situación que se diera en el aula, que hubieran vivido ellos u otros alumnos, una situación real, no fantástica. Les di la opción de elegir qué actividad realizaban primero. Así que el ambiente de trabajo fue libre y distendido mientras unos discutían sobre lo que iban a grabar y otros buscaban información para componer su redacción sobre la pobreza.

El primer problema surgió cuando todos los grupos de alumnos de las cuatro clases de PCPI que integraban el proyecto audiovisual tuvieron dudas sobre lo que representar. Tenían claro que querían crear una situación tensa, violenta, donde la indisciplina o la agresión física estuviera a punto de desencadenarse o materializarse. Incluso llegaron a coincidir al elegir el tema de video en algún caso. Yo les ofrecí un abanico de posibilidades de diez situaciones que se pueden dar en clase pero ellos se emocionaban con la idea de la falta grave o muy grave de respeto a la integridad física y moral de un profesor o de un compañero. Lo que me preocupó de ello es que cuanto más agresivo era el contenido potencial, más ilusión les hacía grabarlo. La influencia del cine de acción y violencia me llevó a pensar que era una cuestión de gusto más que de querencia por la violencia puesto que ninguno de mis alumnos había tenido actitudes de ese tipo.

Tarantino
La cuestión principal de la realización de un cortometraje no debe ser la disponibilidad de medios técnicos adecuados. El tema está por encima. Apartándonos de la cuestión del guión, los alumnos siempre van pertrechados de móviles. Mejores o peores, cualquiera puede grabar o hacer fotos con su móvil. Cuando empezaron a proliferar, los móviles se convirtieron en un instrumento de acoso, bullying, hasta el punto que se legisló para prohibir la posesión de los dispositivos electrónicos por parte de los alumnos. No sólo eran un elemento de distracción, podían ser un arma de destrucción psicológica con consecuencias nefastas. Con la llegada de los smartphones, las posibilidades técnicas de los móviles han trascendido la limitada oferta inicial basada en el mensaje, el video y la llamada. Ahora, las redes sociales, los chats, las aplicaciones ocupan la atención del alumnado una buena parte de su tiempo. Contra eso compiten los docentes que piensan que se puede dar un uso pedagógico al móvil y la tableta.

Teniendo en cuenta lo anterior, el proyecto “La imagen del aula” se convierte en una síntesis del uso pedagógico del móvil en el aula y la manifestación de los problemas de convivencia registrados por los móviles y difundidos en la red. Habrá quién no se dé cuenta de lo primero, pero eso sólo puede ser por falta de observación. Leyendo la descripción del cortometraje en YouTube, se puede leer “proyecto audiovisual”, “grupo” y la dirección de este blog, donde se puede leer la explicación completa. Aún así habrá alguien que se pregunte: ¿es real? La respuesta es la misma en ambos casos: es real en cuanto se ha querido representar la realidad del aula, más extraordinaria y violenta o más cotidiana y agradecida.

Vamos a comentar uno por uno los cortometrajes.



Como una cabra

El primer video de la lista de reproducción surge de la volcánica mente de Alejandro, un alumno que es puro nervio y pura fuerza. Tras recuperarse en el sistema educativo, se ve forzado a pasar las tardes entre cuatro paredes y eso le agobia. Cualquier cosa le puede hacer estallar. La escena representada es el momento en el que explota y provoca una situación muy grave.

Empieza prácticamente echando al profesor del aula con la ayuda de su compañero, Aitor. Poco después, en presencia de un miembro del equipo directivo, es capaz de fingir e inventarse una supuesta conducta extraña del profesor. Cuando es requerido para hablar fuera de clase, ya asoma la primera agresión física, el zarandeo al profesor. Extrañamente, ni el profesor ni el jefe de estudios reaccionan y hacen la vista gorda. Al volver a clase para pedir perdón y reintegrarse en el trabajo de clase, no sólo se vuelve a enfrentar al profesor sino que acaba agrediendo al profesor y al jefe de estudios. Se veía la intención desde el principio de la escena pero la laxitud del jefe de estudios y la formalidad del profesor no ayudaban a resolverlo.

Las conclusiones que extraigo de esta escena se pueden resumir en una sola: muchos alumnos disfrutan con la mera idea de agredir a un profesor, a uno concreto o a cualquiera. No es que sientan el deseo, es que la imagen es una revolución de las jerarquías establecidas en el aula y en el centro educativo. John Holt, defensor de la desescolarización, reconoce en las relaciones entre docentes y alumnos una voluntad de poder material que convierte el acto educativo en una lucha en la que siempre pierde el alumno. Aunque los comentarios de Holt tienen décadas de antigüedad, se podría aplicar en muchos contextos de enseñanza unidireccional (profesor->alumno). La rabia contenida durante años lleva a los alumnos participantes en este proyecto a desear desahogarse con esta representación de su fantasía.

Aunque nunca he visto una situación en la que un alumno agrediera a un profesor, sí que trascienden los casos que suceden. Hace unos años, en un centro de esta misma localidad (San Vicente del Raspeig) se dio una situación de violencia contra un docente y fue grabada y difundida. El profesor actuó correctamente y el agresor se ensañó con el profesor que se limitaba a impedir que se fumara en el interior del centro. Se hizo famoso y la sociedad entera se lamentó por la circunstancia del profesor. La legislación de los últimos años ha reforzado la figura del profesor ante su desprotección legal. El alumnado debe conocer cuáles son los límites que jamás se deben sobrepasar.


Bolas de papel

Esta escena combina una serie de circunstancias que la convierten en la más amable de las indisciplinas representadas. La figura del profesor en este caso cambia respecto a la del docente típico que sufre este tipo de agresiones morales. Mientras que la víctima de este tipo de ataques suele ser alguien sin autoridad, el profesor de esta escena es un tipo asertivo y firme hasta lo paródico. De eso se aprovechan los alumnos que, preparando un ambiente caldeado mediante la provocación verbal, llevan al profesor a ponerlos a todos en presencia del director. Aunque es una amenaza difícil de llevar a cabo, la pose del docente parece determinada a cumplirla. Los alumnos, pertrechados de bolas de papel, intentan coordinarse para lanzar una andanada cuando la situación aún no se ha desarrollado. El profesor, que lo intuye, decide seguir con su pose firme y ponerlos a prueba hasta que lancen los papeles. Eso se produce al escuchar los alumnos la medida que toma ante la provocación verbal.

Esta escena es una cura contra los dramas personales que viven los docentes que sufren el acoso de los alumnos. Si un profesor de este tipo es inmune a los ataques psicológicos, a las burlas e intentos de ridiculización por parte de los alumnos, es porque es un arquetipo ideal. Sólo en cuanto su integridad moral. La rigidez con la que se conduce es contraproducente ya que los alumnos se aburren y desean estímulos. Los buscan rompiendo la norma. La consecuencia es el daño moral y a la figura del docente.

Papel y nariz



Pelea de parejas

En este video vemos a dos alumnos enfrentándose y a dos chicas cogiéndose de los pelos sin que sepamos porqué. Incluso uno de ellos tira el móvil al suelo. La escena está confusa. Llamativo es que cuando las chicas están forcejeando en el suelo, los chicos dejan de discutir y miran a sus novias en el suelo. El tutor, profesor de educación física, acude muy resuelto a separar a las chicas mientras una de ellas continúa insultando a su compañera.

No se percibe pero el video empieza con el tutor amenazando con una sanción si no se sientan, ya que cree que no ha acabado la clase. Los alumnos de la primera fila le dicen que ya se ha acabado la clase. En la parte de atrás del aula empieza la trifulca.

Esta situación es desagradable y lamentable. A una discusión se suman terceras personas que acaban protagonizando la situación. Incluso hay quién provoca un malentendido y disfruta viendo como los aludidos llegan a las manos.

El profesor actúa de la mejor manera: separa a las alumnas e impide que sigan agrediéndose. Los novios se ríen. Aunque sea un fallo en la interpretación de los alumnos, no es descabellado.

Pareja de luchadores



Un día de clase

Esta escena es muy corta. Se hace difícil de entender por la mala calidad de sonido. Representa una llamada de atención a un alumno que está utilizando el móvil. Éste se revuelve y se levanta de mala manera desafiante. Un alumno que está detrás se levanta también para retenerlo. El profesor vuelve a ser el tipo impertérrito, inmune a la provocación.

La situación mostrada es una negación de la evidencia, la defensa violenta de la inocencia con una forma incoherente. El móvil produce adicción y ansiedad a parte de los adolescentes. Si a eso le sumamos la falta de educación social y los devastadoramente silenciosos efectos secundarios de las drogas encontramos una reacción desproporcionada del alumno aludido por el profesor. Para evitar casos como este, entre otros, se prohíbe el móvil en los centros educativos.

Adicción al smartphone

Normas de convivencia

Es algo simbólico e irónico que el primer día de clase, cuando el profesor está explicando las normas de convivencia, haya una pelea en clase. Es básico un ejemplo más de la reducida oferta de temas de que dispone esta lista de reproducción. Violencia absurda. Uno que provoca, otro que responde. Un clásico de las aulas llevado al extremo gestual. Gracias a la intervención de un alumno, parece que se interrumpe la trifulca. El profesor se abstiene de intervenir con tal de salir indemne.


Manía


Esta escena es un ejemplo de violencia por parte del profesor. Se han puesto de moda los videos de profesores rompiendo móviles y portátiles de los alumnos. Es una aberración como las otras. La violencia es intolerable en cualquiera de sus formas. No se justifica por el origen. Siempre se condena, por las consecuencias. El profesor de este cortometraje no está en sus cabales. No sólo no percibe el mal comportamiento de la mayoría de las clase sino que ve la culpa en el único alumno que presta atención y no está con el móvil. Está ciego. Además, descarga sus frustraciones con la mala fe y la destrucción. Humilla al alumno, se desata en gritos furiosos, se muestra como un ejemplo de lo que no hay que hacer en clase.

Hace un tiempo apareció un video de un profesor que se venía abajo y prorrumpía en gritos, golpes contra la mesa y sollozos. Yo vi el vídeo y personifiqué en el protagonista a toda una profesión desesperada por no poder hilar dos frases sin ser interrumpida por las voces simultáneas de unos alumnos que están conquistando la libertad de expresión en el aula. El maniático profesor del cortometraje se venga rompiendo el móvil de un inocente y cumplidor alumno.

Requiem



Barricada

En este caso, los alumnos aprovechan un cambio de clase para montar una barricada que parece un muro con almenas. La llegada de la profesora acompañada de un grupo de profesores en prácticas no consigue frenar la batalla campal que se ha desarrollado en el descanso. Incluso parece haber intención en el montaje. Tal vez la barricada sea un elemento distractor del tema del cortometraje. Lo fundamental es que se utilizan las tizas y los papeles como proyectiles durante los cambios de clase. Al resto de alumnos no les suele hacer ninguna gracia porque acaban siendo víctimas de los impactos. No sólo se desperdician las tizas, también se ensucia el suelo de una manera que es difícil de recoger con las manos.

La profesora de esta escena no tiene ninguna autoridad. Es más, desiste de intentar frenar a los alumnos ya que no son alumnos suyos y ella está ocupada con otras cosas. Apela a la autoridad del jefe de estudios pero este no está en su despacho y ella vuelve con menos autoridad que se había ido. Los deja por imposibles y se marcha. Los alumnos han hecho como si no existiera. No es habitual, los alumnos suelen cesar sus guerras cuando un profesor les llama la atención. En este caso están muy centrados y no dejan el juego.



Ojo por ojo, móvil por móvil

Un profesor con aire juvenil entra en clase con el móvil en la mano y mascando chicle. Pretende que los alumnos dejen de mirar su móvil y se pongan a trabajar inmediatamente. Se altera y se dispone a requisar todos los móviles metiéndolos en una bolsa de basura. Sí, yo también me pregunto, todos los hacemos: ¿qué hace esa bolsa de basura en el cajón? ¿Simbólico? ¿Forzado?

Cuando un alumno se resiste un poco a entregar el móvil, el profesor lo estrella contra el suelo, de tal manera que en un minuto ha llegado a clase, ha requisado unos cuantos terminales y ha estrellado uno de ellos contra el suelo. La reacción del alumno, comprensible, de justicia: se levanta y estrella el móvil del profesor contra el suelo. Lo que hubiera venido después siguiendo la lógica de la situación sería algo gravísimo.

Este cortometraje se parece bastante al anterior, Manía. La falta de ideas y la persistencia de los grupos por representar una escena violenta no les hizo cambiar de argumento.

Topo



La marabunta

La violencia no distingue género. Las voces que se suman en la discusión de este video impiden entender cualquiera de los desafíos que se lanzan las protagonistas. Incluso cuesta entender la conversación cuando una de ellas delata a otra compañera, la causante de la confusión de las dos protagonistas del altercado. Así, al final, se reproduce el choque pero con nuevas protagonistas. El profesor, en su silla.

La tensión latente en el aula por causas anteriores al simple lanzamiento de una bola de papel se conduce hacia el enfrentamiento personal sin más argumentos que la comparación de fuerzas y la confirmación de sus posiciones sociales. El desmoronamiento de ese tipo de argumentación gestual y verbal llega con la asunción de que no hay verdad cuando de lo que se trata es de medirse en la violencia en vez del diálogo.

Hormigas




ChoNY

En esta escena se representa un tema que no tiene especial relación con la violencia: la estética. El grupo que preparó este video quiso enfrentar a “una chony contra una pija”. El caso era bien sencillo y corto. La alumna que representa una estética identificada con un estereotipo violento se enfada porque ella tenía la respuesta correcta en los labios y se queja de que su compañera lo ha escuchado y lo ha dicho en voz alta. El profesor vuelve a ser un tipo lento y parsimonioso.


La buena noticia


Este es el único cortometraje de contenido positivo. Aún así encierra un lado extraño. El tutor llega a clase y anuncia que todos los alumnos han aprobado. Tienen el graduado escolar y han conseguido su objetivo. Los alumnos están contentos y hay un intercambio de palabras agradables. Es maravilloso.

Aunque puede suceder, es exagerado. Y si fuera real, parecería una coincidencia surgida de la intención general de agradar a todos los alumnos a la vez. No recuerdo que se haya dado un caso parecido en que todos los alumnos hayan aprobado todas las asignaturas al final de curso. Aún así, si se diera habría que celebrarlo.



ChoNY vuelve

Es un enfrentamiento absurdo por la falta de respeto que las alumnas que ya han acabado el examen tienen hacia el resto de la clase. El profesor no logra imponerse. La situación se mantiene y no avanza ni se mitiga. Al final se descubre que todo era una farsa y estábamos grabando un cortometraje.



Como conclusión: esta experiencia ha servido para mostrar la dificultad técnica de grabar cortometrajes y utilizar los medios técnicos para obtener un producto multimedia realizado por los alumnos. Aunque la coincidencia en cuanto la elección de los temas ha impactado a los adultos con los que he hablado, no ha sucedido así a los adolescentes, que lo ven normal. Aún así, me satisface el hecho de que lo que se muestra en los videos no sucede en mis clases.






EDITADO
Debido a la incapacidad de separar ficción y realidad que adolescentes y adultos han demostrado en un año, retiro los vídeos del dominio público. Mis disculpas a los protagonistas.