martes, 19 de mayo de 2015

Contaminación electromagnética

El viernes, 15 de mayo de 2015, se celebró la 1ª Jornada abierta sobre contaminación electromagnética y electrohipersensibilidad en el CIPFP Canastell de San Vicente del Raspeig. El interés de su contenido trasciende el ámbito educativo. Sin embargo, es especialmente delicado en el entorno académico.

La contaminación electromagnética nos interesa por el daño que puede producir a la salud de las personas. Como otros tipos de contaminación, el daño que produce depende de un número indeterminado de factores que podríamos tratar de enumerar: tipo de onda emitida, distancia de la fuente de emisión, tiempo de exposición a la radiación, tipo de superficie receptora de la onda, cantidad de superficie receptora de la onda, situación previa del cuerpo receptor de la emisión, etc. Son muchos y seguramente hay muchos más que desconozco. Lo importante es tener en cuenta a qué nos enfrentamos cuando queremos proteger nuestra salud.

El principio de precaución nos lleva a protegernos de lo desconocido y de lo peligroso para nuestra salud. No sólo hay indicios del daño que produce la radiación electromagnética. El problema de este tipo de contaminación es que es invisible y producto de una tecnología muy nueva. No obstante, la comparación con otros tipos de daño a la salud producido por sustancias y radiaciones es muy fácil: primero se prueba el producto y si es perjudicial, ya se encargará la sociedad de presionar al gobierno para que proteja a la sociedad mediante la legislación. Un ejemplo de ello es el tabaco.

En los centros educativos hay varias fuentes de emisión de radiación electromagnética. No quiero decir con esto que es malo ir al instituto o al colegio. Me refiero a que, en función de la información que refieren las asociaciones (desde la OMS, en un ámbito internacional, hasta la AAEIAA, en un ámbito local) y está disponible en la red, las fuentes de radiación podrían perjudicar la salud de la personas que se encuentran cerca. Los routers WIFI y los terminales de telefonía móvil o inalámbrica son las fuentes de radiación dentro del centro. Si además miramos fuera, podremos encontrar antenas de telefonía móvil, repetidores WIFI, torres de alta, media y baja tensión. Con tantas fuentes de radiación, ¿podemos protegernos de la contaminación electromagnética?

Mientras estudiamos la manera de hacerlo deberíamos aplicar el principio de precaución: no hacer nada que sospechemos que pueda ser perjudicial. Si no existe la sospecha, no aplicamos el principio. Pero si tenemos la sospecha y, aún así, realizamos otras actividades que también las suponemos perjudiciales, seguramente no aplicaremos esa prevención sistemáticamente. Sin embargo, los miembros de la comunidad educativa deben defender el derecho a la salud aún en contra de la voluntad de las personas. Los derechos humanos no son disponibles. En este caso de la radiación electromagnética, tampoco.

La primera medida que podríamos tomar es reducir al mínimo posible la exposición a la radiación. Si no podemos reducir el tiempo de exposición, eliminaríamos las fuentes de emisión. Un router WIFI se puede sustituir por un cable LAN. De hecho, en los centros educativos podemos encontrar alternativamente red a través de WIFI o cable.

La segunda medida, más difícil por la dependencia elevada que ha generado en las personas, sería reducir el uso del terminal de telefonía móvil. Ponerlo en modo avión al entrar en el centro o apagarlo es la acción más cercana a la protección que podría tener cualquier miembro de la comunidad académica.

La tercera medida, más general: pedir a una empresa dedicada a ello que mida la radiación en distintos puntos del lugar de estancia habitual para tratar de blindar el sitio contra la radiación. Como seguramente el nivel de radiación es tan desconocido como la fuente, la recomendación sólo se sigue en el caso de tener los primeros síntomas sin encontrar causas aparentes.

El debate científico sobre la credibilidad de los estudios que se realizan sobre este tema se basan en que no está suficientemente investigado o demostrado. Ahora yo voy a utilizar un argumento que parece manipulador pero que cualquiera se hace tras recibir esta información: ¿dejaría usted que su hijo o hija se drogara? ¿Y que durmiera con el móvil encendido cerca de la cabeza?

Conclusión: la prohibición de introducir móviles en el centro educativo ha trascendido el mal uso y la distracción que produce al alumnado. Ahora estamos hablando de la salud.


Resumen de la jornada por María del Mar Rosa en su blog
Contaminación electromagnética (blog)
Plataforma estatal contra la radiación electromagnética
Página de la 1ª jornada abierta sobre contaminación electromagnética y electrohipersensibilidad


Una contaminación invisible

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